Es el tío que siempre está detrás de alguien,
es la sombra de aquel que le cobija,
aquel más poderoso, más alto, más rico, más más, más nada,
aquel que solo busca que le alaben.
Es el tío que superó la berlinale
el que migra en sonrisa la mueca
sin temer a que sus cambios le delaten
ya que cuenta por docenas sus caretas.
Me está hirviendo la sangre cada día,
no me templa la fe ni la paciencia,
me bulle tanta ira en la cabeza
que o me siento a vomitarte o me revienta.
Es el perro que lame,
el mono que espulga,
la rata que roe,
el cuco que estafa,
la cucaracha, la sanguijuela,
la tenia mitológica que te desvela.
La enredadera que siempre se eleva,
la viuda negra traicionera,
la hembra del mosquito,
la mosca cojonera,
el candirú maldito que me envenena.
Me está hirviendo la sangre día tras día,
no me templa la fé ni la paciencia,
me estás hinchando tanto las vergüenzas
que o vuelvo a maldecirte o me revientan.
Es el hongo que crece mientras queden
honestidad y esfuerzo verdaderas,
¿no habrán de fumigarte, de desenmascararte
y mandarte al abismo del que vengas?
Me está hirviendo la sangre día a día,
no me templa la fe ni la paciencia,
y ahora que lo descubro es una pena,
que acabo de escribirte una poesía.